Exponerse al sol sin la protección adecuada para la piel es un riesgo para la salud. Los problemas abarcan desde quemaduras o arrugas, pasando por manchas crónicas, hasta cáncer maligno de piel.
Además los riesgos no sólo se presentan a nivel de la piel, ya que la intensidad solar puede provocar cataratas en los ojos.
Recuerde que el bronceado es una defensa de la piel y del cuerpo frente a los rayos del sol, pero la sobrecarga puede terminar destruyéndola.
Personas de mayor riesgo de sufrir quemadura solar
- niños
- personas con la piel blanca
- personas con multitud de lunares en la piel
- antedecentes de cáncer de piel
- exposición intensa durante la infancia
- personas ancianas
Cómo actuar ante una quemadura por exposición al sol
- Aplique sobre la zona paños húmedos y fríos con el fin de hidratarla. Hágalo varias veces al día durante diez minutos cada vez. También aliviará el dolor y el calor.
- Aplíquese a continuación una crema o loción hidratante, mejor en gel, de aloe vera.
- No reviente ni manipule las ampollas si aparecieran.
- Si el dolor es intenso pruebe a tomar analgésicos como paracetamol o ibuprofeno. No es recomendable administrar aspirina a los niños sin consejo médico.
Prevenir las quemaduras solares
Debe protegerse también dentro del agua, sobre la arena bajo una sombra, en la montaña o en la nieve, ya que el sol se refleja en estas superficies y rebota sobre su piel.
Utilice protectores que contengan factores de protección a radiaciones ultravioleta A y B. El número deberá estar entre el 15 y el 30. Aplíquelos media hora antes de exponerse al sol. Repita cada dos horas.